Cristales rotos, paredes destrozadas y pintadas en un edificio sin inaugurar. No hablamos de un saqueo repentino, sino del vandalismo que se ha adueñado en los últimos seis años del centro de interpretación de la naturaleza de Porriño. En la popular área de As Gándaras, conocida por su riqueza medioambiental, se concibieron a finales de los noventa unas instalaciones para dinamizar la zona. La Mancomunidad de Vigo dio a luz a la criatura con fondos de la Unión Europea, que aportó 300.000 euros. Un mimo del Concello porriñés, que sumó a esta cifra otros 120.000 euros, fue el último cariño que recibió. El centro se quedó huérfano antes siquiera de que alguien acudiera a cortar la cinta.
Ahora lo apadrinan por las noches vándalos y ladrones que han conseguido darle un aspecto lóbrego. Todo está en ruinas. De las instalaciones ha desaparecido todo lo que se podía aprovechar, incluidas persianas, algunas cristaleras y las piezas de los baños. Todo lo demás ha quedado para convertirse en lienzo de grafiteros y saco de boxeo. Los destrozos de paredes y muros no son casuales; en muchos de ellos se nota la huella de las herramientas que fueron utilizadas para tirar ladrillos y arrancar falsos techos.
Por el suelo, aerosoles vacíos, basura, excrementos y los pedazos del edificio que se ha ido desangrando, en especial en los últimos dos años, según recuerdan los empresarios del polígono de As Gándaras, que instan a que se le busque una función. Pero en la actualidad, el edificio no es de nadie, ya que ni el gobierno que estaba cuando se construyó ni el actual han recepcionado las obras. «Cando chegamos ao Concello vimos que non tiña funcións definidas, nin estudiados os gastos de xestión e estaba totalmente abandoado», apunta el nacionalista Raúl Francés, actual regidor del municipio pontevedrés de Porriño.
Petición de ayuda a la Xunta
Intentaron buscar soluciones, para lo que llamaron a las puertas de la Consellería de Medio Ambiente y de la Confederación Hidrográfica del Norte. En el primero de los casos, la recién llegada Xunta le aseguró al Concello que no entraba en sus planes hacerse cargo del edificio. La misma suerte corrieron con el segundo organismo, que cuenta con un plan de protección de la zona que aún no se ha terminado. «Intentámolo protexer na medida do posible, tapiándoo, pero é inútil. O edificio se inunda porque non é viable arquitectónica nin medioambientalmente. Nunca se debeu ter construído e menos nun área natural coma As Gándaras do Budiño», recordaba ayer el alcalde.
En el año 2004 se produjo un último intento en la sesión plenaria de Porriño, en el que se aprobó la reparación y puesta en valor de las instalaciones, así como la limpieza de la maleza que se está adueñando del edificio. Pero a día de hoy la única naturaleza que asoma en aquel centro de interpretación previsto son las zarzas que lo invaden.
La gran apuesta impulsada por la Mancomunidad de Vigo para el desarrollo de la zona rural
Era el año 1997 y la Mancomunidad de Vigo anunciaba a bombo y platillo la llegada de 325 millones para invertir en el desarrollo de la zona rural. La Voz se hacía eco de los futuros proyectos, entre los que figuraba un innovador centro de interpretación de la naturaleza. Cincuenta y un millones y medio de pesetas estaban destinados a hacerlo realidad. Cuando As Gándaras se perfiló como sede, el plan se encontró con la oposición inicial de los ecologistas, que reclamaban que no se edificara más en la zona. Su nacimiento coincidía con el prometido saneamiento del río Louro, y con una depuradora millonaria en Tui que a día de hoy tampoco funciona, aunque la obra se acabó hace dos años.
